A esta misteriosa isla se le conoce con varios nombres entre ellos el de Borondon o Brandán. Los escritos la sitúan a las islas Canarias, según
la leyenda, como todas las leyendas esta viene de tiempos antiguos, resulta curioso la credibilidad que en determinadas épocas se le otorgaba , como queda reflejado en el hecho de que
fuera reflejada en mapas cartográficos, asi como curioso es que los últimos avistamientos son relativamente modernos (años 50).
La Isla de San Brandán (Sancti Brandani, Brendán, Brandain, Barandán, Balandrán, Borondón, Isla Perdida, Islas
Afortunadas) es una isla mítica situada en algún lugar del océano Atlántico y relacionada con los viajes del monje irlandés san Brendán el Navegante en busca del paraíso terrenal o jardín
de las Delicias.
El viaje
Según la leyenda, recogida en la Navigatio Sancti Brandani compuesta hacia el siglo X-XI y conocida por numerosos manuscritos, San Brandán, monje
irlandés del siglo VI y abad de Clonfert, en Galway, a petición de Barinto que ya había visitado el lugar, inició en compañía de otros catorce monjes un largo viaje en una pequeña embarcación. En
su vagar de siete años por el océano Brandán encontró numerosas islas y se enfrentó a algunos monstruos marinos. Finalmente, tras atravesar un mar escondido de densas nieblas que impide el
retorno a quienes no van en nombre de Dios, alcanzó la isla del paraíso terrenal.
Aunque son numerosas las islas mencionadas en la Navigatio, la tradición se ha centrado en la isla-pez, completamente desprovista de vegetación, que
aparece y desaparece. En ella San Brandán y sus compañeros celebraron la misa de Pascua, pero al encender el fuego para asar un cordero la isla despertó, dándose cuenta entonces de que en
realidad se trataba del pez gigante Jasconius, que más adelante, obediente a Brandán, le conducirá hasta las proximidades del Paraíso. Esta sería la posteriormente identificada como Isla de San
Brandán, que como el pez Jasconius aparece y desaparece, ocultándose a los ojos de quienes la buscan.
La identidad de las islas visitadas por San Brandán ha sido motivo de controversias por parte de quienes sostienen la existencia de una base real subyacente
en el relato legendario, frente al viaje simbólico que describe el poema anglo-normando de Benedeit, en el que Brandán viaja en círculo durante siete años, pasando en cada uno por las mismas tres
islas antes de alcanzar el séptimo año el Infierno y el Paraíso en el mismo centro del círculo. Siguiendo las indicaciones de la Navigatio latina, más precisa en sus orientaciones que el
poema de Benedeit, se ha afirmado que tras su partida de Clonfert habría alcanzado primero las Islas Feroe, que serían la llamada isla de las ovejas en la Navigatio, pasando luego por
Islandia, Groenlandia, Florida y las islas del mar Caribe, lo que convertiría a Brandán en el primer europeo en alcanzar el continente americano, en tanto otros sitúan el final de su recorrido en
Terranova o en las islas Canarias, donde ha perdurado la tradición de una octava isla habitualmente invisible llamada San Borondón. Conforme a este punto de vista, la aparición de la «columna de
cristal» descrita en la Navigatio sería un iceberg, el «mar coagulado» un mar helado, Jasconius una ballena, los «frutos maravillosos», frutas tropicales...
Construcción del mito
El viaje de San Brandán enlaza con relatos viajeros propios de la mitología irlandesa, los llamados «immrama», como el Viaje de Mael Dúin, compuesto
en el siglo VII-VIII, y con relatos islámicos, que a su vez enlazan con tradiciones helenísticas, como el viaje de Simbad el Marino y otros, tesis defendida por Miguel Asín Palacios, que afirmó
la precedencia islámica de tales relatos. A su vez el mítico viaje influirá sobre otras narraciones hagiográficas difundidas por toda Europa occidental, como las narraciones viajeras de
Saint-Malo en Bretaña o san Amaro en España.
No faltaron desde el mismo siglo XIII espíritus críticos como el de Vicente de Beauvais, que en su Speculum
historiale calificaba los viajes de san Brandán de «delirio apócrifo» inútil para la historia y la geografía, como más adelante harán también los
bolandistas, que encontraban la verdad histórica oscurecida por la leyenda, pero la narración alcanzó notable popularidad en sus muchas versiones manuscritas y en alguna temprana edición impresa
en latín.
En De imagine mundi, obra atribuida a Honorato de Autun, de hacia 1130, se decía que en el
océano
hay una isla llamada Perdida, muy superior a las demás tierras por la amenidad y fertilidad de todas sus cosas, desconocida para los hombres, que hallada por
alguna casualidad, no se ha podido descubrir después de hallada, por lo que se le llama Perdida. Y se cuenta que vino a ella Brandano.
Su localización es, con todo, sumamente imprecisa, y ni siquiera es posible establecer en qué mar se encuentra, pues tras hablar de las Columnas de Hércules
y de la Atlántida de la que se ocupa Platón, retorna a la desembocadura del Nilo y a la villa de Syène en Etiopía. Raoul Gabler por su parte, afirmaba que el rey Rodrigo se había refugiado en la
isla de San Brandán tras la ocupación de España por los musulmanes, lo que pone en relación la isla brandánica con relatos portugueses semejantes referidos a la isla de las Siete Ciudades o
Antilia.
La isla de San Brandán en la cartografía
En un mapa atribuido a Toscanelli, se aprecia la isla de San Brandán aparece como una gran isla en medio del Atlántico.
Su posición en la cartografía varía. Algunos planisferios medievales, sin pretensiones de precisión cartográfica, la sitúan en el mar que rodea los
continentes en el círculo exterior al orbe habitado. Así, el mapamundi de Hereford, cerca de 1300, se refería en plural a las islas de san Brandán como las Islas Afortunadas: «Fortunatae insulae sex sunt insulae Se. brandani» (las seis islas de la Fortuna son las islas de San Brandani). De fecha próxima, el mapamundi de Ebstorf aludía en
cambio, como lo hacía el De imagine mundi, a una Isla Perdida, descubierta por Brandán pero que nadie tras él había sido capaz de
localizar.
En el mapamundi de los hermanos Pizigani (1367) y en el planisferio de Andrea Bianco (1448), la isla de San Brandán se sitúa próxima a las Azores; el
supuesto mapa de Toscanelli (1474), que habría sido conocido por Cristóbal Colón, al sudoeste de Madeira; Martin Behaim, en el globo terráqueo construido en Núremberg en 1492, en medio del
Atlántico; Leonardo Torriani, próxima a las Canarias.
En el siglo XVI, tanto en el atlas Theatrum Orbis Terrarum de Abraham Ortelius (1570), como en el Speculum Orbis Terrae de Gerard y Cornelis de Jode (1578-1593), o en el Atlas Cosmographicae de Gerardo Mercator, la isla de San Brandán aparece
invariablemente por encima del paralelo 50º norte, en medio del Atlántico, entre las costas de Irlanda y Terranova o la «tierra del bacalao» y no lejos de
otras islas míticas: la Isla Brasil, situada al oeste y más próxima a Irlanda y las «islas dus demonios», próximas a la costa americana. Pero no ha faltado
tampoco quien localizase la isla en el océano Índico, como se ve en un mapa holandés de 1621 firmado Janbonius y en otro francés de
1755.
Una vez comentados los orígenes de esta leyenda , decir que la isla de San Borondón es una leyenda popular de las Islas Canarias sobre una isla que aparece y
desaparece desde hace varios siglos, con origen en el periplo legendario de San Brandán de Clonfert («San Borondón»). Este mito tiene origen en los autores de
la Grecia clásica, y se conoce en Europa como «isla de San Brandán» desde su plasmación por los cartógrafos medievales, pero en Canarias la tradición fue
adoptada con entusiasmo, y adaptada, hasta en el nombre, a la idiosincrasia nacional propia. Debido a sus características y comportamientos extraños, como el aparecer y desaparecer o esconderse
tras una espesa capa de niebla o nubes, ha sido llamada «la Inaccesible», «la Non Trubada», «la Encubierta», «la Perdida», «la Encantada» y algún apelativo más.
El Tratado de Alcaçovas, suscrito entre España y Portugal en 1479 para repartirse territorialmente el Atlántico aún por navegar, especificaba claramente que
San Borondón («aún por ganar») pertenecía al Archipiélago Canario. La bahía de Samborombón (Provincia de Buenos Aires, Argentina) fue nombrada de tal modo durante la expedición de Magallanes en
marzo de 1520, en la creencia de que había sido formada por el desprendimiento de la isla de San Borondón del continente americano.
Posición y configuración
Mapa del norte de África de 1707 según Guillermo Delisle, ampliándolo se aprecia la isla algo al oeste de Canarias.
Leonardo Torriani, ingeniero encargado por Felipe II para fortificar las Islas Canarias a finales del siglo XVI, describe sus dimensiones y localización y
aporta como prueba de su existencia las arribadas fortuitas de algunos marinos a lo largo de ese siglo.
Esta isla se localizaría al oeste del Archipiélago, a 550 km en dirección oeste-noroeste de El Hierro y a 220 km en dirección oeste-sudoeste de La Palma,
aunque según otros «testigos» que dicen haberla visto, se sitúa directamente entre las islas de La Palma, La Gomera y El Hierro.
San Borondón mediría 480 km de largo (de norte a sur) y 155 km de ancho (de este a oeste), formando hacia el medio una considerable degollada o concavidad y
elevándose por los lados en dos montañas muy eminentes, siendo la mayor de las cuales la de la parte septentrional.
Realmente para ser una leyenda se aportan datos muy precisos, reales o no, pero se habla de su situación Cartografía en la que aparece representada Abundan las representaciones cartográficas en las que, a través del discurrir de los
siglos, aparece San Borondón. Sin ser exhaustivos, pueden citarse:
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Planisferio de Hereford, de Richard de Haldinghan (finales del siglo XIII)
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Planisferio alemán de Ebstorf , con la inscripción "Isla Perdida. San Brandán la descubrió pero nadie la ha encontrado desde
entonces" (finales del siglo XIII)
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Carta de Pinciano (1367)
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Mapa anconitano de Weimar (1424)
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Mapa genovés de Beccari (1435)
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Mapamundi de Fra Mauro (1457)
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Mapa de la Isla de San Borondón de Leonardo Torriani (1590)
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Mapa francés anónimo (1704)
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Mapa del noroeste de África de Guillermo Delisle (1707)
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Perspectiva de Juan Smalley (1730)
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Perspectiva de Próspero Cazorla (siglo XVIII)
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Carta geográfica de Gautier (1755)
La búsqueda de San Borondón
Hay relatos desde siglos que narran la aparición de la isla, de la visión por muchos testigos y de su posterior desaparición, mientras que otras personas
atribuyen la extraña aparición a alguna acumulación de nubes en el horizonte o a un fenómeno de espejismo.
Expediciones navales
La leyenda de San Borondón llegó a adquirir tal fuerza en Canarias que durante los siglos XVI, XVII y XVIII se organizaron
expediciones de exploración para descubrirla y conquistarla. Entre ellas pueden enumerarse:
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Finales del siglo XV: Fernando de Viseu, sobrino del Infante Don Enrique el Navegante de Portugal.
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1526: Hernando de Troya y Francisco Álvarez, vecinos de Gran Canaria.
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1570:
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3 de abril: Hernán Pérez de Grado, regente de la Real Audiencia de Canarias; afirma a su regreso haber estado en sus costas y haber perdido allí
a parte de sus tripulantes.
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Pedro Vello, piloto portugués, relata como cerca de Canarias tuvo que cambiar su rumbo para refugiarse del viento y se encontró con San Borondón.
Desembarcó en la isla junto a otros dos tripulantes, que debió abandonar en ella porque el viento arreció y le obligó a retirarse con premura.
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Fernando Villalobos, regidor de La Palma, con tres navíos.
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Alonso de Espinosa, gobernador de El Hierro.
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1604: Gaspar Pérez de Acosta y Fray Lorenzo de Pinedo, franciscano y marinero; sólo hallan una acumulación de nubes y celajes en el
horizonte.
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1721: Gaspar Domínguez, capitán de mar y vecino de Santa Cruz de Tenerife, con una balandra en lo que fue la última expedición oficial, por encargo de
Juan Mur y Aguirre, Capitán General de Canarias.
Avistamientos recientes
En 1953, el diario ABC titulaba: «Ha sido vista otra vez la misteriosa “Isla Sirena”, al noroeste de la de El Hierro (Canarias)», y en 1958, en el
mismo diario: «La Isla errante de San Borondón ha sido fotografiada por primera vez».
Enlaces externos
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La isla descubierta, exposición itinerante inaugurada el 14 de enero de 2005 en Santa Cruz de Tenerife, con investigación, material original y
reconstrucciones sobre un supuesto viaje a San Borondón realizado en 1865. La exposición fue, en realidad, una ficción artística sobre el mito.
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San Borondón en Rincones del Atlántico.
Relatos de la isla
Ejemplos de relatos de las gentes que un dia se toparon con la isla hay varios , vemos alguno; cita el propio Cristóbal Colón
(?-1506) en su Diario de a bordo (9 de agosto de 1492) cuando habla de un madeirense que en 1484 solicitó ayuda para encontrar una isla que veía cada año en el horizonte. De hecho, los
avistamientos fueron tantos que la ilusión llegó a ser cartografiada en diversas ocasiones, y el rumor de su existencia fue tal que cuando una nave se perdía en el océano y llegaba a una tierra
sin identificar, sus marinos quedaban convencidos de que habían llegado a San Borondón, y así lo afirmaban al regresar a puerto conocido. Gracias a estos afortunados desatinos podemos hoy
hacernos una idea muy aproximada de cómo son sus costas y sus accidentes orográficos, sabemos qué animales pastan en sus campos, cómo es su vegetación y de qué especies está compuesta, y, por si
fuera poco, tenemos varias noticias sobre los vestigios que algunos marinos han dejado allí como demostración de su desembarco.
Mapa de la isla.
Unos viajeros franceses hicieron una de las primeras descripciones de la tierra firme de San Borondón. Asegura Marín de Cubas (1643-1704) que estos marinos llegaron a la isla cuando hacían la
travesía desde Madeira hasta Gran Canaria. Desembarcaron en un puerto, no sabemos si natural o artificial, y aunque no vieron a nadie pudieron observar señales de haber hecho fuego y encontraron
tres bueyes atados a unos pesebres de piedra. Durante su estancia en San Borondón cogieron naranjas, hierbabuena, mastrantos y agua fresca, todo lo cual llevaron después al puerto de Gando para
certificar su historia. Ya tenemos, ahora sí, algunas primeras pinceladas para el retrato de la isla.
Algunos datos más nos los proporciona Leonardo Torriani (ca. 1560-1628), que cuenta el caso de un barco portugués que, llegando a La Palma desde Lisboa en 1525, comenzó a hacer aguas de manera
peligrosa y se vio obligado a atracar en la tierra más cercana. Resultó ser nuestra isla fantasma, extremadamente fértil gracias a que estaba atravesada por un río que alimentaba enormes y
frondosos árboles. El relato fue tan convincente que propició que un año más tarde se organizara una expedición en su búsqueda, comandada por Fernando Álvarez y Fernando de Troya, que
desgraciadamente volvió sin resultados positivos. Quien sí pudo comprobar la historia de los portugueses fue un hidalgo huido de la justicia, de nombre Ceballos, que en 1554 afirmó que había
estado varias veces en San Borondón, una isla con espesísimas selvas que llegaban hasta el mar y que estaba poblada de pájaros que no tenían miedo de ser atrapados con las manos. En una playa
grande y hermosa, según relató, vio huellas de gigantes y restos de haberse celebrado una comida en platos vidriados. No es el único que afirma haber observado pisadas humanas de gran tamaño en
las playas de San Borondón, ya que lo mismo afirmaron unos portugueses ante la Real Audiencia de Canarias en 1570, por lo que podemos colegir que los habitantes de este país son, efectivamente,
gigantes, a excepción de los marinos que estos portugueses dejaron en tierra cuando las grandes corrientes les obligaron a alejarse para siempre, y de otros nautas que fueron abandonados allí en
sucesivas ocasiones y en parecidas circunstancias. Y es que las corrientes marinas alrededor de San Borondón también son de proporciones desmesuradas, como explicó el corsario John Hawkins
(1532-1595) cuando afirmó que sólo los piratas, los más experimentados hombres de mar, estaban capacitados para sortearlas y arribar a tierra firme. También Núñez de la Peña (1641-1721) describe
las grandes corrientes que rodean la isla impidiendo cualquier acercamiento.
Sin embargo, los que sí son de tamaño normal son los animales. A los bueyes que aquellos franceses habían visto atados hay que añadir otros que vieron los mismos portugueses que declararon en
1570, quienes observaron además cabras y ovejas; y también John Hawkins hizo referencia a la gran cantidad de aves y animales cuadrúpedos que poblaban el lugar, lo que nos lleva a imaginar San
Borondón como un vergel de vida donde la mayoría de los animales campan libres y sin temor a los deprededarores, como atestiguan los pájaros mansos que observó el prófugo
Ceballos.
¿Leyenda o realidad?
La cuestión es que hoy en día perduran los testimonios de su visión desde las islas Canarias:
- Yo he visto la isla de san borondón. Sería finales de enero 22 o 23 de enero, al atardecer, una tarde con buena visibilidad, circulando por la
carretera que va desde Los Cristianos a Guía de Isora, a la altura del barranco de Tijoco o Barranco de Erques, mirando hacia el oeste en el horizonte, se veía claramente la silueta de la isla de
La Gomera a su derecha y más alejada la de la Palma y detrás de la silueta de la Gomera hacia el sur de dicha isla pero más alejado se suele ver en los días claros sin calima pero más alejada la
isla del Hierro, (cuando se ve tan claramente la silueta de las demás islas significa que va a llover porque el viento sopla desde el oeste hacia Tenerife y suele traer agua) ese día entre el
hierro y la gomera se veía la silueta de otra isla justo detrás de la gomera y mucho más cerca que el hierro ¿¿que isla es esa?? me pregunté enseguida. Me
quedé perplejo ¿¿que era, nubes sobre el mar formando la silueta de una isla?? la silueta era demasiado compacta. En 5 minutos llegue a casa perdiendo de
vista en algunos momentos la visión del horizonte, bajé del coche y miré al horizonte de nuevo. La isla, el espejismo o la silueta había desaparecido. No se me ocurrió parar el coche y
fotografiarla. La próxima vez lo haré. ( autor: Fer año :2.008).
-Yo también la vi, con varios testigos, en verano de 2000, por la mañana, con toda la nitidez. Es impresionante, ahora que lo sé, pues entonces no sabía que
era 'San Borondón'. No es ningún misterio, es real; mejor dicho, los del 'misterio' somos unos perfectos ignorantes, pues no nos permitimos creer -por educación y soberbia también- que haya
alguien más por ahí.Un saludo
Para hacer mas dudosa esta “leyenda”, o para acercarla mas a lo real que a lo mítico, se dice que existen fotografías del siglo XIX de la isla,
las podéis encontrar en el siguiente enlace:
http://www.laisladescubierta.net/sanbor/fotografias.htm
(Fuentes de información de este articulo: -wikipedia,
http://www.emezeta.com/articulos/san-borondon-la-isla-fantasma#ixzz2FaIwHFS6 ,
http://www.rinconesdelatlantico.com/num3/17_san_borondon.html)
En fin amigos, estas son unas pinceladas de información que he recopilado sobre esta misteriosa isla, como ya he indicado existen multitud de
referencias a ella en la red, si os ha interesado no dejéis de echarles un vistazo, solo me queda desearos unas felices fiestas navideñas y un prospero año 2013 (ya que los Mayas NUNCA han comunicado un fin si no un cambio).
Fuentes de las info; Damian Gadea Fernandez
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